13 de septiembre de 2012

BALANDRAU 2.585 mts.. ( a pedales.. )

"Que difícil se me hace mantenerme en este viaje, sin saber a donde voy en realidad, si es de ida o de vuelta, si el furgón es la primera, si volver es una forma de llegar.Que difícil se me hace cargar este equipaje, se hace dura la subida al caminar..."  MIGUEL RIOS.


Desde hacía semanas que en mi cabeza rondaba la misma idea. Me apetecía volver a recorrer aquellos parajes a lomos "the best machine forever created"...!!!La bicicleta...!!!:-)))


Dicho y hecho. Madrugando ( que es gerundio ) inicio el camino, que en permanente subida, va serpenteando por hermosas y sinuosas montañas y valles de la zona de Setcases, mientras me voy adaptando al ritmo, a la respiración, dejándome impregnar por las vistas, por los bosques, por la falta de oxígeno en los pulmones no tanto por la altura, sino por el inevitable esfuerzo. De forma lenta pero constante, siento como el corazón se acelera, como bombea la sangre, con el apoyo del hígado, hacía todas esas zonas musculares que necesitan el tan apreciado liquido elemento.


Un pensamiento me permite "aislarme" de la sensación de fátiga y tensión muscular de cuadriceps y gemelos. Una idea me iba rebotando en la "caja tonta", convirtiendo una reflexión espontánea, en un ameno "soliloquio". Mi cuerpo, mi alma, mi piel, consiguieron establecer una cierta analogía, entre lo que comúnmente llamamos VIDA, y el simple hecho de estar aquí y ahora, enfrentándome a estas duras y constantes subidas.


La vida nos ofrece diferentes retos, complejas subidas a las que enfrentarnos y, que en la mayoría de ocasiones, preferimos ( de forma inconsciente...o no.. ;-)  infravalorarnos, creyendo que no seremos capaces de afrontar y de conseguir tal reto, tal proyecto, un sueño. Nos enfrentamos a diario a nuevos caminos, decisiones, elecciones. Y más en estos tiempos que no están siendo un camino de rosas.
Escogemos caminos duros, llenos de dificultades añadidas. Subidas técnicas en las que la posición adecuada sobre la bicicleta permitirá que podamos seguir rodando sin perder el equilibrio, sin caernos. Agarrando el manillar con firmeza, manteniendo la dirección, negociando la posición, visualizando 3/4 metros por delante para intuir cual es mejor acceso para afrontar esa raíz, ese reguero de tierra que divide la pista en dos, sintiendo que ya no puedes más, lo duro de la subida, lo largo del camino.


Y en el momento, en que aurículas y ventrículos trabajan más a destajo, en el que cayado aórtico y arterias pulmonares envían y reciben sangre sin descanso, en que el ciclo cardíaco se encuentra a máxima potencia, justo en ese instante, el terreno empeora, la subida se hace más dura, el terreno es más inestable. En ese momento, me doy cuenta que no puedo más, la musculatura no responde, y a mi pesar, decido poner pie a tierra. Me paro, respiro, un trago de agua., una mirada al horizonte intentado adivinar cuanto me falta todavía...


Pero no me paro. Como en la vida. No me paro. Sigo luchando. Ahora empujando la bici, ahora cargándomela a la espalda. Cuando peor me parece el instante, es cuando la vida, la montaña, nos ofrece una recompensa a ese esfuerzo. Una zona más plana, un "descansillo", casi bajada, ideal para admirar el paisaje, volver a beber, a alimentarse. Vuelvo a sentirme con fuerzas, las pulsaciones han bajado, respiro con normalidad.


Pero la vida, la montaña, me sigue ofreciendo pequeñas dificultades que hay que enfrentar, resolver. El trozo previo al Coll dels 3 Pics debo de hacerlo empujando la bici. Pero ya me queda poco. Tan sólo 200 metros que seguirán la tónica de la montaña, de la vida. Cuestas de nula ciclabilidad que dejan sitio a pequeños "reposos" en los que dejarme llevar por la emoción del momento, y que a su vez, siento como van llenando de nuevo mis depósitos de motivación y de ilusión. La última rampa. Píe a tierra, bici a la espalda, pasito a pasito, queda menos, cada vez un paso menos, o quizás, un paso más. Voy llegando a lo que llaman la cima, pero que en ningún caso es el final de ésta eterna aventura, este experimento inacabado, al que llamamos VIDA.


PD.- Subida al Balandrau desde Tregurá de baix. La idea inicial era hacer una travesía hacia la zona de VallTer, pero entre nubes que amenazaban ( y trajeron ) lluvía, y alguna duda sobre el camino que debía escoger, hicieron que en esta ocasión, volviera subir a ésta "modesta", pero privilegiada cima y mirador de otras montañas y otros horizontes para seguir soñando, y viviendo. 

2 comentarios:

Mayte dijo...

Momento de vida que vibran y nos re-descubren el camino.

Pekas dijo...

Momentos.. vida... camino... siempre re-descubriendo.. siempre en camino.. ;-))) Vibrando...!!!